
Mi experiencia Erasmus en Florencia – Genís
Mis inicios en Florencia
Meses atrás nunca pensé que tendría una oportunidad como esta: viajar a un país extranjero durante un tiempo bastante largo. Una vez tomamos el avión, supe que lo pasaríamos genial. Recuerdo el primer mito que confirmé nada más llegar: conducen tal como dicen. Recuerdo girar la cabeza para mirar por la ventanilla y ver a un hombre que, mientras conducía, abrió un periódico y se puso a leerlo sujetando el volante con las rodillas. Fue bastante impactante, la verdad.
El ambiente en Florencia
Desde el primer momento se notaba claramente que el ambiente era diferente; comparado con Terrassa, hay mucha más cultura en las calles. Las dos primeras semanas no hicimos gran cosa, simplemente nos acostumbramos a la nueva experiencia. Hacíamos lo típico: ir a comprar, dar una vuelta para orientarnos y saber dónde estaba todo. A partir de la segunda semana empezamos a salir más. Florencia tiene mucha cultura a pie de calle, como mencioné antes. Por ejemplo, hay una réplica del David de Miguel Ángel en plena plaza pública. Justo ahí empieza un recorrido por las casas que, si lo sigues, te lleva desde esa plaza hasta el Ponte Vecchio (este pasaje fue construido en cinco meses y tiene una longitud de 1,3 km).
El trabajo
La empresa donde trabajo se llama I.I.S. Agnoletti, es un instituto. Estoy muy a gusto, ya que en este centro los profesores más que compañeros parecen una familia: ríen juntos, celebran cosas juntos y el ambiente es muy divertido. Mi tutor, Vito Riggi, da la sensación de ser una figura muy importante en el instituto; si caminas con él por los pasillos, desde los alumnos más jóvenes hasta los más mayores lo conocen, lo saludan y le cuentan sus logros. Lo que más he hecho en el instituto ha sido reparar ordenadores y resolver errores causados por los alumnos, como fallos de audio en las pizarras digitales, errores de vídeo en medio de exámenes, etc. Mi horario es de 8:00 a 14:00. La última hora normalmente la dedicamos a revisar las treinta aulas para comprobar que no se han dejado encendidos ordenadores o pizarras. Gracias a esto último, empecé a conocer a alumnos italianos del instituto; al principio son algo cerrados, pero con el tiempo todos resultan ser muy buenas personas.
De cabeza al río...
De este viaje no hay nada que no me haya gustado al 100%, todo ha sido muy divertido. Lo único negativo ha sido la convivencia, ya que nos pusieron en un piso con personas muy poco limpias, por no usar una palabra más fuerte. Todo lo demás ha sido una experiencia increíble. Raúl y yo nos apuntamos a jugar a vóley porque a él se le ocurrió la idea y nos gustó. Empezamos jugando en un gimnasio y terminamos jugando junto al río Arno porque el grupo inicial se disolvió. Al final se nos unió bastante gente y muchas veces tenemos que turnarnos para poder jugar porque somos demasiados. Un día, jugando a vóley, hice un mal movimiento y la pelota salió volando; con tan mala suerte que rebotó justo en el único sitio sin césped… y acabó en el río. Por supuesto, tuve que saltar a por ella y me pasé el resto del día completamente empapado.
Conclusiones
Las prácticas han sido muy entretenidas. Lo que más me ha sorprendido es el ambiente tan agradable que hay, y sinceramente, me he sentido muy cómodo. He aprendido muchas cosas, sobre todo a reparar portátiles, algo que nunca había hecho antes. Además, he podido experimentar lo que es vivir solo, y eso lo cambia todo por completo.

Genis
Alumne del Copernic
Genís ha realitzat les seves pràctiques durant el segon curs de SMX.